La
infracción
Tres de la tarde en punto en
un día bastante caluroso; el sol quemaba con intensidad en un cielo
parcialmente nublado. Llevaba yo unos tenis sencillos, camisa negra de lycra, y
pantalones cortos grises con franjas blancas. En mi mochila incluí una botella
de agua fría y unos guantes de tela para proteger mis manos.
Estaba un poco retrasado,
por eso la prisa de llegar lo más rápido posible a mi destino y aprovechar al
máximo lo que restaba del día. Mi hermano, como de costumbre, se alistaba para
acompañarme y yo de mala gana le insistía en que se apresurara porque ya iba
tarde y no pensaba esperarlo un minuto más. Ya furioso, saqué mi motocicleta y
la hice sonar fuertemente al encenderla; una señal para mi caprichoso hermano
que seguía demorándome. Me asomé a la puerta de la casa y pude verlo
discutiendo con mi madre por retrasarme siempre que me acompañaba ¡Claro! Como
yo soy el del transporte.
Por fin salió él con casco
en mano y en un salto medido aterrizó suavemente en el asiento del pato; me
dijo: “listo papá, arranque y deje el mal genio”. Apreté el “clutch” y metí
primera para luego acelerar liberando suavemente el primero mencionado. Era una
cuesta poco pronunciada, aun así nos impulsó hasta llegar a los 60 km/h en un
parpadeo. Yo miraba fijamente la carretera mientras él se divertía con su BlackBerry,
seguramente “chateando” con alguna de sus enamoradas. Durante el viaje, yo
recordé lo opuestos que éramos y somos él y yo; fresco, despreocupado, alegre,
hablador, burlón y siempre con un buen sentido del humor cuando estaba rodeado
de amigos, así es mi hermano. En cambio, yo, el tipo serio, tímido, poco
conversador, responsable cuando la situación lo amerita y disciplinado. Tal vez
esa era la razón por la cual él disfrutaba de una vida social más activa.
A unas pocas cuadras de llegar
a mi rumbo, vi a unos policías que me miraban fijamente desde su motocicleta,
me hicieron una señal con la mano, pero en mi distracción pensé que no era para
mí. Con el rabillo del ojo pude verlos dar vuelta hacia mi dirección, y
enseguida los vi a mi lado, me cerraron el camino obligándome a parar, uno de
ellos se bajó rápidamente y mientras me reclamaba por qué ignoré la señal que
me hicieron, quitó las llaves de mi motocicleta en un movimiento ligero de
manos. Yo, bastante confundido, les pregunté cuál era la razón de que me
pararan de esa manera si no iba en exceso de velocidad y llevaba todo en orden.
El oficial señaló con los dedos detrás de mí y vi a mi hermano, quien ya había
descendido de la moto y estaba unos pasos atrás con el casco rodeado por su
brazo; el tipo uniformado me dijo: “El tripulante no llevaba el casco puesto
mientras usted conducía, por eso tendré que multar el vehículo”. Miré de
soslayo a mi hermano mientras sentía que la ira me invadía. Él tranquilamente dijo
que se lo había quitado porque estábamos muy cerca a nuestro destino, mientras,
el oficial diligenciaba el formato de comparendo. Me llamó para que firmara y
quedara concluida la multa, lo hice de mala gana; subí a mi vehículo y arranqué
dejando atrás a los oficiales y a mi hermano, que me hacía señas para que lo
esperara ¡Qué excelentes vacaciones! ¡Mi primera infracción y sin haberla
causado yo!
Veo nuevamente una historia bien narrada, pero no tan elaborada como otras. Percibo un tono irónico que le da cierta frescura al texto lo hace más interesante, me llama la atención ver cómo se va mezclando la historia de los personajes y de qué manera se configura su personalidad siendo determinante en el resultado de la crónica. Cuidado con el manejo de los tiempos.
ReplyDeleteSiento que el texto pierde su fuerza debido a la extensión, puesto que en los sucesos desarrollados se evidencia un buen manejo de la narración pero no logra culminar de forma apropiada y certera, nuevamente hace un uso interesante de la descripción y de las sensaciones que viven los personajes. Aconsejo tener cuidado con la forma en la que se le otorga el tiempo a la trama, ya que ello puede hacer que se sienta lineal.
ReplyDeleteEvidencia algunos desaciertos en el manejo del tiempo, pero su lenguaje es apropiado, la caracterización de los personajes a lo largo del texto está muy bien lograda, tener en cuenta los momentos de tensión, para no caer en la linealidad.
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