Sunday, March 9, 2014

Amor acerbo
Era yo un muchacho, como ahora pero más ingenuo, cuando conocí el amor, o por lo menos, eso creí al principio. A donde quiera que mirara por esos tiempos, veía parejas jóvenes y felices, tal vez demasiado jóvenes a mi parecer. Ahora, un mancebo no termina sus estudios de bachillerato, cuando ya tiene pareja sentimental. Para mí todo fue diferente; provenía de un colegio de solo hombres y mi personalidad era tímida en demasía. Por tanto y más, fui a conocer de forma tardía mi primer amor, que sería luego como un pequeño dulce que al final se torna amargo.
Al principio era bastante retraído con el sexo opuesto, no me atrevía siquiera a mirar una chica a los ojos ¡Qué tormento para mi pequeño ego! Pero luego algo cambió en mí, sentí una resignación que brotaba de mi pecho al ver como los demás actuaban tan naturalmente ante hermosas mujeres y eran correspondidos; decidí pues, que el amor estaba lejos de mí, y que lo estaría por mucho más tiempo. No podía estar más equivocado…
Ella llegó a finales de Julio, por no decir que fui yo quien llegó, luego de que me mudase a Florida por caprichos de mi madre y su trabajo. Al verla, solo pude decir con certeza cuán bella era, no vi más, porque no había más. Su cabello era de un castaño claro con varios matices más oscuros, sus ojos ¡pero qué bellos eran! Verdes, pero de un verde como las hojas secas en los días más cálidos. Su boca solía estar roja, sus labios eran finos y brillantes y sus dientes en fila como perlas blancas del mismo tamaño y perfección. Su figura no era menos llamativa, como una guitarra con las cuerdas en armonioso ajuste. No era bella porque mi amor la vislumbraba así, era bella porque mis sentidos no mentían. Como siempre imaginé que pasaría, fue ella la que movió la primera ficha en el juego del… ¿amor? Sigue siendo un misterio para mí.
En esta época tecnológica, las cartitas y las fiestas ya no existen, ya no se necesitan excusas para tropezarse por “casualidad” con la persona que uno ama. Ahora todo es más simple, todo es más rápido, todo es más desechable. Aunque no haya nade de poético o romántico en lo que diré, lo diré, porque fue así y no de otra forma, a las que un alma romántica como la mía desearía fuesen las danzas del cortejo.
Ella no se atrevía a hablarme, y de alguna forma, sabía que yo tampoco lo haría ¡Qué angustia y qué aflicción es ignorar los sentimientos de aquel ser que uno desea como propio! En fin, decidió después de varias semanas buscarme y agregarme como amigo en una reconocida red social de estos tiempos. Aceptada la solicitud de la bella niña, pude imaginar que deseaba conocerme y tal vez ser mi amiga ¡Ahora me río de mi ingenuidad! Recuerdo que luego todo fue tan ligero, tan breve, tan efímero; varias horas de chat, dos o tres salidas y sentí como mi corazón deseaba su presencia en todo momento. Los colores eran opacos, las horas tediosas, el sol de cada día quemaba con más intensidad, siempre que ella estaba lejos de mí. Así era mi deseo, un amor desbordado por tantos años de soledad.
Solía visitarla todos los días, cuando no, al menos tres veces por semana. Ella me prometía amor eterno, y yo solo temía el día en que me dejase de amar, porque así es el cariño de los mancebos, fugaz. Siempre quise para mí una mujer recatada, sencilla, leal y sobre todo sincera; temí con todas mis fuerzas equivocarme, porque añoraba un alma gemela que compartiera mis cualidades y no mis defectos… pedía mucho sin duda alguna.
Yo aceleraba sin precaución en medio de la penumbra que yo concebía como luz divina, no veía la robusta tapia que presurosa se interponía para acabar de una vez por todas conmigo. Hubo altibajos en la relación que yo pensé se fortalecía con el paso de los días; momentos de sosiego, satisfacción y atrevida felicidad, como momentos de rabia y aflicción, esto era a mi parecer lo natural. Ella, mi pareja, me sacaba amplias sonrisas con tan solo verla. Concebía yo en ella un alma pueril y libre de culpa, siempre cándida al hablarme ¡Qué iba a imaginarme yo que existieran seres siniestros capaces de semejarse a ángeles terrenales! Me cegué ante tanta graciosidad y encanto para finalmente chocar con la pétrea realidad, el espaldar repulsivo de este mundo y su seductora fachada.
Ella me mentía con regularidad, hecho que me fue revelado sucedido el infortunio, mi infortunio, y digo mío porque fui yo el único que lo padeció. Se burlaba de mí, su maldad se camuflaba con mi presencia y yo creía ciegamente en sus palabras, no me atrevía a cuestionarla, pero la duda me carcomía desde lo profundo. Sabía que algo no estaba bien, que algo fallaba y en mi estupidez me atreví a culparme. Llego la hora aciaga, dolorosa, temida para mí, en que ella desistió de mi cariño, excusándose en la necesidad de un tiempo para ella. Yo no era tan necio como para ignorar esa señal, sabía que significaba mucho más que un tiempo, que me alejaba de ella por algún motivo impropio, que en realidad fueron muchos. Me dolió, sufrí de una forma que antes no conocía; conocía el dolor pero no en esta modalidad. Fue un golpe certero, sentía un vacío que reposaba en mi pecho y manifestábase  duradero; entré en desesperación por el agostar de la tristeza y la ira ¡Qué impotencia! Fui burlado y ridiculizado como nunca pensé serlo...


3 comments:

  1. Miguel, ¡pero qué texto!, es sin duda alguna el más elaborado y el mejor escrito de todo el conjunto de sus crónicas, está lleno de poesía que se asemeja bastante al lenguaje del romanticismo, cada figura empleada refleja el sentimiento de quien escribe, aunque a veces, a mi gusto, por una que otra seguidilla de exaltadas expresiones cae levemente en el sentimentalismo, lo cual no lo hace un escrito empalagoso, ni opaca al texto en su conjunto. Me gustó esto: " No era bella porque mi amor la vislumbraba así, era bella porque mis sentidos no mentían." Buen escrito, viejo.

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  2. Primero quiero destacar el buen manejo de la descripción, un buen uso de herramientas narrativas, que le dan ligereza al texto, aun siendo muy profundo en algunas partes, la voz suya se siente y eso le da más fuerza todavía al hecho como tal, maneja varias sensaciones sin chocarlas, y la extensión permite un mayor desarrollo del tema y le da cabida a elementos como el que mencione de la descripción, el cual encontraba escaso en las otras crónicas. Bien hecho!!

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  3. El uso de elementos retóricos,la descripción y el lenguaje son adecuados, a su vez le dan un toque de originalidad al texto, se evidencia un avance en su escritura, muy bien Miguel, está crónica cuenta con los elementos propios de este género y personalmente me gusta su manera de relatar.

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