Sunday, March 9, 2014

Exhumación
Eran aproximadamente las 4 de la tarde, hace 12 años, cuando casi toda mi familia paterna, mi madre y mis hermanos, se disponían a salir al cementerio central de la ciudad. Estaban hay mis queridas tías, las dos más jóvenes que hasta el día de hoy siguen solteras, mi abuela y mi único tío, último hijo vivo de mi pobre abuela que asistía a la exhumación de su tercer hijo muerto.  Estaban también otras personas cuyos rostros no recuerdo, muy allegados al difunto mientras este aún vivía, posibles amigos que aún lo recordaban después de tantos años de fallecido.
Al llegar al cementerio junto con mi madre y mis dos hermanos, caminamos a paso lento hasta llegar al lugar donde se encontraba él; muchos nombres que no  recuerdo, estaban fijados en bonitas lápidas decoradas con flores, algunas con una fotografía de la persona que ahí yacía. La lápida de él ya estaba bastante gastada y agrietada; a su lado, unas flores amarillas ya marchitas. Se podía leer: “Marcos Manrique Santander   - 1997” Es lo poco que recuerdo.

Ya todos reunidos frente al lugar donde él permaneció durante cinco años, un tipo viejo y bastante canoso se dispuso remover la lápida sellada con cemento con la ayuda de un martillo y un cincel. Mientras este golpeaba fuertemente el cemento y la losa para extraer el ataúd, los presentes charlaban sobre la personalidad del difunto, sobre todo de sus cualidades; nadie recordaba sus defectos. En ese momento, ya brotaban lágrimas del demacrado rostro de mi abuela, la primera y la última en llorar desde que permanecimos en el cementerio, mientras mis tías solteronas la consolaban, seguramente con un nudo en la garganta. El tipo viejo soltó el martillo y el cincel, y con las manos desnudas removió lo poco que quedaba de la estela. Todos se acercaron lentamente mientras se extraía el ataúd bastante estropeado y empolvado. El viejo del cementerio miró por unos instantes el rostro de mi abuela mientras ella asentía con sus ojos cerrados con fuerza y labios temblorosos.  Luego, con fuerza, fue arrancada la parte superior del féretro, dejando al descubierto una calavera un poco negra. Me sorprendió ver cuán largo era el cabello del cadáver. Mientras inspeccionaba con la mirada los restos de mi padre, un profundo sentimiento de tristeza inundó mi pensamiento; recordé brevemente los pocos recuerdos que tenía de él; los más simples tal vez, pero ahora eran los más nostálgicos. El nudo en mi garganta se hizo insoportable, las lágrimas comenzaron a salir abruptamente junto con un alarido bastante débil, luego entre sollozos grité “¡pa!” con frágil voz. Mi hermano justo al lado mío, cedió a las lágrimas conmigo. Lloramos amargamente mientras se extraían los huesos y se depositaban en una bolsa negra. No fijé mi atención en la reacción de los otros presentes. La visión era borrosa mientras frotaba con fuerza mis ojos con las palmas de las manos.

3 comments:

  1. Hola, Miguel. Me agradó su texto, es conmovedor lo que narra, por experiencia propia sé que no es fácil escribir sobre nosotros mismos ni sobre cosas que nos hayan sucedido, sobre todo algo como lo que usted cuenta. Resalto de igual manera, la coherencia y cohesión lograda en el escrito, se desarrolla cada idea y suceso de manera eficaz.
    Encontré una que otra oración donde falta la coma, también, hay un error en el segundo y tercer renglón del primer párrafo: "Estaban hay mis queridas tías", en el que usa la conjugación del verbo haber "hay" por el adverbio "ahí". En general es un buen texto.

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  2. Hola, Miguel. En primer lugar deseo destacar lo bien logrado que esta el texto, es un tema conmovedor que logra atrapar y hacer sentir al lector, sobre todo en las últimas líneas, que es donde se concentra el elemento más fuerte del relato. Con el deseo de no repetir lo dicho por Edward, aconsejo trabajar un poco más en la introducción, puesto que es un punto crucial de la crónica, y sería bueno que en ella se encontrara la misma contundencia y fuerza que ese encuentra en la parte final de su escrito.

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  3. Miguel, esta crónica la había revisado yo en clase y puedo decir, que volví a sentirme atrapada a lo largo de todo el texto, pienso que a pesar de que pudo ser doloroso para usted recordar una situacion tan difícil como esta, a mi parecer fue lo que más le ayudó para darle vida a este escrito, a mi parecer es una crónica bien lograda.

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